Pródigo/ga. Hijo que regresa al hogar paterno, después de haberlo abandonado durante un tiempo, tratando de independizarse.
Es de sobra conocido por todos, la facilidad que tienen la mayoría de los niños para relacionarse con otros niños y hacer amistades. El mío tiene 7 años y hace planes con sus amigos: que si al cine, que a jugar a casa de alguno, que si van de excursión y el también quiere ir, etc… Y claro, por la edad, tiene que ir acompañado y lo que iba a ser una quedada de cuatro amigos se convierte en excursión de 12, 18 o 20 personas ya que a estos cuatro niños hay que añadir a sus padres, madres y algún hermano/a de edad similar.
Es algo curioso, porque los padres, después de olvidarnos de un montón de amigos a lo largo de los años por diversas circunstancias, volvemos a hacer nuevos amigos. Amigos que no elegimos nosotros sino que nos los imponen nuestros hijos, lo cual se convierte en algo peligroso. En estas salidas o quedadas a uno le toca conocer y estar con gente que nunca hubiese imaginado. Con la edad uno se va haciendo exigente y tener que compartir mesa, mantel y tartera…puede convertirse en un severo castigo que nos devuelven los niños.
También esta la otra cara de la moneda, y es que muchas veces uno disfruta con estas nuevas amistades, participa en los juegos infantiles, prepara barbacoas, encuentra compañeros para jugar al mus, incluso planteamos hacer acampadas…es emocionante, volvemos a ser niños otra vez, nos a costado entrar en ambiente pero por nuestros hijos, lo que haga falta. Y después de todo este esfuerzo ¿que ocurre? Que cuando habíamos encontrado la tranquilidad, nuestros niños deciden cambiar de amigos, y a nuevos amigos de los hijos, nuevos amigos para los padres…que stress. Ya lo decía Mufasa: Buscan su sitio en el ciclo de la vida.
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