6 de diciembre de 2010

VERDADES COMO PUÑOS

Pringado. (Del participio de pringar): Persona que se deja engañar fácilmente.


El otro día leí en Internet unas declaraciones de Joseph Stiglitz y George Akelof ¿Qué quienes son? Unos lumbreras que en su momento fueron premios Nobel de economía. Estos señores dicen, sin pelos en la lengua, que mientras los banqueros que han robado y saqueado por todo el mundo no sean metidos en la cárcel vamos a seguir igual de jodidos. Para no dar lugar a malentendidos transcribo sus palabras. Akelof: Las nuevas medidas económicas solo facilitan las condiciones para cometer más delitos por parte de estos criminales, lo que provocará mayor destrucción de la economía en el futuro. Y Stiglitz: El sistema está diseñado para que si te pillan, la multa sea sólo un número muy pequeño comparado con el fraude cometido. Es como una multa de aparcamiento, a veces tomas la decisión de aparcar en un sitio a sabiendas de que podrían ponerte una multa. Me parece que esto tipos son de ideas muy claras, pero ilusos también un poco, porque ¿Cuándo se ha visto que los ricos vayan a la cárcel? Es curioso que estas declaraciones no hayan salido en los grandes medios de comunicación. Ellos unos ilusos y nosotros, como dice Forges, unos pringados. Así están las cosas.


4 comentarios:

  1. hago un corta y pega: 'Aprovechando el caos' de Vicente Verdú

    Muchos ciudadanos nos preguntamos que si las máximas autoridades económicas atribuyen los descalabros de países enteros a la "avaricia" y a la "especulación" de unos pocos cómo no se hace nada contra esa banda de malditos. Si no fuera así, si se tratara de algo más abstracto como que el sistema es el sistema y provoca estos malvados resultados, la pregunta vuelve al principio: ¿Por qué no se hace nada contra un sistema que arruina y aplasta a millones de familias? ¿No saben hacerlo? ¿No quieren actuar? ¿Desconocen adónde vamos a parar si cambian algo?

    Todo junto, a través de indicios disgregados, conduce a pensar que efectivamente la autoridad se muestra tan confusa y débil como auto-des-auto-rizada. Y siendo así ¿cuánto falta para proclamar la anarquía? O la anarquía ha llegado ya y son los más poderosos, la autoridad económica entre ellos, quienes están saqueando los hogares, las tiendas, las empresas, aprovechándose del caos.

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